A lo largo de los años hemos escuchado en diversos ámbitos el termino «color piel» para referirse a una pinturita, marcador o tempera, por ejemplo, y seguramente el color que venga a tu mente sea un tono beige o rosa claro, debido a la cultura racista en la cual estamos inmersos.
En nuestro mundo existen diversas tonalidades de piel y denominar el color piel como uno solo es un acto que debe cambiar, no solo porque es discriminatorio a aquel que no posee un color beige en su piel, sino también porque estamos limitando la realidad, estamos valorando a un tono de piel por sobre otro, creando así una desigualdad dentro de nuestras sociedades. El rol docente en este aspecto cumple un rol fundamental, ya que, si este tipo de pensamiento, de valoración hacia la raza «blanca», proviene de la casa de sus estudiantes como guías debemos crear un pensamiento crítico orientado en la observación y valoración hacia los otros.
Se trata de crear un ambiente en donde las diferencias sean respetadas y reconocidas por la sociedad en su conjunto. Quizás suena extremista hablar de racismo en algo tan diminuto como un color de piel que se utiliza para el dibujo de un/a niño/a de 5 años, por ejemplo, pero los pequeños cambios hacen la diferencia y vos podes ser parte de un mundo mejor.
Les dejo este video en donde la fotógrafa brasileña Angelica Dass trata el tema de la clasificación de colores en las personas, es muy interesante para seguir pensando como la diversidad se reduce en una simple clasificación, se clasifica para reducir.
Galia Laschera 